José María Serrano en España en el nuevo milenio: realidad territorial y
retos pendientes (Universidad de Murcia, 2003, pág. 189), apunta:
Desde sus inicios, se decide organizar una red [ferroviaria] cuya disposición es radial, con centro en Madrid, siendo los destinos principales los puertos costeros...
Ya desde el principio se adopta una decisión singular, la de su anchura (1,67 m., equivalente a seis pies castellanos), la cual excedía en una veintena de centímetros a las anchuras medias de la mayoría de los restantes países europeos (1,44). Se argumentaba entonces para tal decisión que, de esa forma, se podrían alcanzar mayores velocidades a igualdad de carga, y con una estabilidad más alta (Moreno Fernández, Jesús; 1996).
http://es.wikipedia.org/wiki/Ancho_ib%C3%A9rico
ResponderEliminarCon el transcurso de los años se demostró que la introducción de un ancho de vía más grande de lo habitual constituía un grave problema que obstaculizaba las relaciones económicas españolas con el resto de Europa, puesto que para que las mercancías, y también las personas, pudieran pasar a Francia en ferrocarril era indispensable la realización de transbordos en las fronteras. Pero en España, en lugar de modificar las vías como se hizo en regiones como Holanda o el ducado de Baden,6 7 8 se continuó con el ancho ibérico; incluso tras el acuerdo multitudinario alcanzado en el Bern International Railway Congress (1886) se persistió en la idea.9 No obstante, el problema fue en parte paliado en la década de 1960, cuando se introdujeron los primeros cambiadores de ancho.4